POR FIN ALTAS CUMBRES

Hacía mucho, como un año que me debía y les debía a los seguidores de El Señor de la 48 una recorrida por la ruta provincial 34, conocida como "El Camino de las altas cumbres". Oficialmente denominada en el año 2005 como Jorge Raúl Recalde, en homenaje al gran piloto de rally de Mina Clavero​ que falleció en el año 2001 en Villa Dolores​. 

La había transitado en dos oportunidades con la kombi, cuando volví de hacer los videos de "Termas de Quicho" y del "Camino de los túneles", agosto de 2019 y marzo del 2020 respectivamente. En la primera oportunidad intenté un registro que no quedo lo suficientemente completo como para generar un video (recordemos que fue un viaje frustrado a La Rioja por inconvenientes mecánicos). Y en la segunda oportunidad retornaba de otra experiencia triste, el viaje abortado por el inicio de la cuarentena que me agarró en Merlo San Luis. Esta última fue casi de noche y en companía de un viajero que hacía dedo con un perro extenuado.

Después de varios meses difíciles y un maremoto de imponderables que se cruzaron en el camino se dió la posibilidad de hacerlo. Algo mas fuerte que el placer de realizar videos me atraían hacia el valle de traslasierra. Probablemente el registro inconsciente del bienestar que me produce andar por aquellos lados. También el deseo claro de empezar a retratar en los videos otros paisajes mas auténticos y fieles a la identidad serrana cordobesa. 

El martes 19 por la tarde salí con destino a Alta Gracia, con el plan de hacer noche en la Axxion del camino a Falda del Carmen (ruta provincial c45) para, bién temprano, arrancar desde el comienzo de la 34, recorrer completo el tramo nuevo y registrar con el drone los imponentes y conflictivos viaductos de Las Jarillas. Pero un fallo de la kombi en todo el recorrido, el cielo amenazante con lluvias intermitentes y mi pésimo estado físico y anímico de esa noche me hicieron volver. Al día siguiente pude comprobar y arreglar el desperfecto, pero los días siguieron fríos y lluviosos. Había que esperar.

El domingo 17 de enero amaneció complejo. Entre algunas situaciones difíciles vividas el día anterior y un estado de salud que no parecía acomodarse, me acosté con la idea de decidir que hacer según mi estado de ánimo al amanecer. Pero sucedió lo impredecible. A las 5:30 AM se escucha llegar a la costanera, frente a mi casa, varios automóviles con música a todo volumen repletos de jóvenes decididos a recibir el amanecer de manera alegre y ruidosa. Nada que no hayamos hecho de adolescentes en un lugar turístico. Pero hoy somos viejos jodidos que elegimos este parte del mundo para despertarnos entre rumores de agua serrana y cantos de aves. 

Tomé en teléfono entre mis manos y pensé en llamar a los inspectores municipales, a la policía, a los bomberos...pero no. Prendí el calefón, ducha caliente y afeitada. Cargué la perra, hielo y otras cosas que faltaban en la kombi y a la ruta. Finalmente me habían hecho un favor. 

El amanecer daba señales de un día inspirador, diáfano y de clima agradable con los ríos cargados por la abundante lluvia caída en la semana. Elegí entrar a la ruta 34 por el recorrido que hace cualquier viajero que se traslade desde el valle de Calamuchita al Traslasierra: 

mapa del recorrido

Ruta 5 hasta el acceso a la Cumbrecita, (Ruta Provincial s210), pero llegando a primera rotonda se toma la primera salida, ruta provincial s271. Este camino que nace desde el mismo centro de Villa General Belgrano, pasa por Los Reartes y se extiende por toda la margen oeste del embalse Los molinos cruzando varios de sus afluentes, río Los Reartes, río del medio (que desciende desde La Cumbrecita) y el rio Los Espinillos, una de las mas bonitas postales del valle. Se llega posteriormente a una rotonda (la del Gaucho Urbano) donde hay que tomar la tercera salida para continuar por la misma s271. La ruta serpentea por distintas serranías de Paravachazca ofreciendo vistas espectaculares del las quebradas que forman las altas cumbres hasta que desciende abruptamente para atravesar el río San Pedro. Luego vuelve a encumbrarse hasta llegar al arroyo Las Tazanas, puerta de ingreso al bonito paraje de San Clemente. Otra subida y descenso abrupto nos ponen en la foto irresistible del paseo, el Rio San José (mas adelante Río Anisacate y Río Segundo). La ruta continúa con subidas mas suaves hacia el norte, una zona amplia deja ver el maso descenso del río la suela al que se puede acceder libremente ( por el momento ) estacionando en ambas márgenes del terraplén anterior al puente. En este lugar comencé el video. 

 

Era fácil encender la pava eléctrica y llenar el termo en casa para no perder tiempo en el camino. Pero en ocasiones, el calentar agua, obliga a una parada que mas de una vez dejan experiencias inolvidables. Así fue como dos parejas de cordobeces que viajaban en moto se acercaron para felicitarme por el canal y sacarse una foto conmigo.... CONMIGO!!!. 

Si ya el hecho de compartir una selfié con gente que te conoce a través de youtube es un poco loco...sentir el reconocimiento de los nativos de esta provincia hacia un tipo que vino de afuera y no habla con su acento me genera una felicidad indescriptible. Sobre todo conociendo el orgullo localista que identifica a los mediterraneos.

Luego del tomar algunos mates, volar el drone y grabar la presentación dentro de la kombi arrancó el recorrido del video. 

La s271 nos lleva a una rotonda (en inmediaciones del observatorio astronómico) de dos salidas, debemos tomar la segunda (o la de la izquierda). Este crucero es una parada elegida por los motoviajeros, donde intercambian amistad y experiencias con los que se detienen en el lugar. Se continúa por este tramo con rumbo norte hasta dar con el puente donde accedemos a la ruta 34.

Los primeros metros se recorren fácil y sin pendiente, la kombi parecía no sufrirlos pero los 60km que ofrece la convierten en una maquina de apilar autos. Inmediatamente aparece el primer parador junto a un puesto de la policía caminera y un poco mas adelante un puente donde volvemos a cruzar sobre el río La Suela pero que también es la conexión del camino a Copina, antiguo acceso de Altas Cumbres desde Carlos Paz.

El camino estaba, como cualquier domingo al mediodía, muy cargado. En parte por quienes lo transitan presurosos de llegar a traslasierra y también por aquellos turistas que se dejan seducir por los saltos y pequeñas cascadas que acompañan el ascenso. De todas ellas, la Lagrima del Indio, es la mas famosa de todas. Tanto que obliga a la provincia a poner presencia policial en el lugar donde se agolpaban decenas de personas para fotografiar este salto que se mostraba exuberante y ruidoso como pocas veces. No soló grabé imágenes con el drone (a pesar del viento y la presencia de aves rapaces), también realicé una pequeña nota con el dueño del puestito de regionales que lleva años en el sitio.

Varias cascadas mas pequeñas y otras gigantes pero lejanas decoran el paisaje que abruma de inmensidad entre el  perfilado y abrupto corte de las quebradas y el la lejanas vistas aéreas de las sierras chicas, embalse San Roque, ciudad de Carlos paz y Córdoba capital.

Sin ser un experto sobre los infinitos rincones fotográficos que regala Los Gigantes, los autos estacionados masivamente sobre ciertos puntos de la banquina me hacían intuirlos. Así, a 25 kilómetros del recorrido, pasando el parador "lo del Aguila" descubrí un paseo impresionante e inhóspito, "La quebrada de Batán".  Y solo pude acceder con tomas de dron  bastantes pobres por desconocer la zona. En el lugar se aprecia un arroyo que se oculta y vuelve a aparecen varias veces entre cuevas de piedra granítica para desplomarse en una quebrada que hipnotiza por su abismo sin fín y densa vegetación autóctona (Otra vez se vino a la mente eso de que Córdoba no necesita de pinos para mostrarse hermosa). Indagar en profundidad la Quebrada de Batán es una actividad que demanda un día completo y, al menos, el servicio de un guía que conozca bien el recorrido y como los peligros que ofrece. Será material de algún otro video, cuando el estado físico me permita...

Continuamos. El camino nos lleva al oeste viboreando de sur a norte hasta encontrar en la cima de Pampa de Achala su punto mas alto, 2200 snm. Algo de llanura entre pastizales de altura y crestas de piedra granítica. Cada tanto se observa algún puestito serrano entre cercos de picas centenarios. En todos los sentidos aparecen pequeñas lagunitas que filtrando por la roca se convierten luego en  arroyos afluentes de los ríos serranos. Toda la zona es una inmensa reserva hídrica, el tanque natural de las aguas de Córdoba. Me detuve en el Parador el Cóndor para pegar una calco en sus vidrieras repletas de rótulos de viajeros. Luego (y aunque Lula se enoje), me di un gusto auto permitido...el café con leche con sándwich de jamón crudo, queso y pan casero. Costumbre impuestas por el querido Pablo Imhoff desde sus videos.

Estomago lleno corazón contento y una última parada antes de continuar. Sobre el camino, conocido como Cóndor - Copina (antigua ruta provincial 14), están las estructuras de el viejo Hotel El Condor (en restauración). Supuestamente en el lugar funciona un destacamento de guardaparques, pero al llegar no encontré nadie. Ultimo vuelo del drone en el día para filmar la zona y autopromesa de registrar, en algún momento, este maravilloso y peligroso ripio.

Volvemos. El asfalto continúa recto y con suaves y pesadas cuestas hasta que se inicia el descenso. De a poco se deja ver el valle de traslasierras. Algo cansado y duditativo empiezo a debatir en mi cabeza donde detenerme. Al llegar al inicio del Camino del Peregrino encuentro un parador. La estética del mismo como el impacto visual que ofrecen en el entorno no caen simpáticos. Continué por el estrecho sendero en descenso. Las imágenes del atardecer sobre Traslasierra eran indescriptiblemente hermosas. Al frente la Sierra de Pocho dejaba ver los picos de sus viejos volcanes...mas adelante lejana y gris se observaba la sierras riojanas. A mi izquierda la serranía de San Luis y mas al sur el Morro, otro inmenso volcán que se erige como monumento geológico del valle de Conlara. Al sureste la formidable vista occidental del cordón de Comechingones.

Me sentía cansado. Al filmar, volar el drone, renegar con Lula en cada parada se había sumado el stress que produce recorrer con un vehículo lento, al filo del reglamento, una ruta tan transitada. En cada cuesta, detrás mío, se agolparon decenas de automóviles. Son pocos los lugares de sobrepaso y algunos imprudentes se largaron a pasarme en doble línea amarilla con otros vehículos viniendo de frente. 

Completamente extenuado me detuve sobre un costado. Descendí de la kombi solté la perra y me senté sobre una de esas moles de piedra granítica ocre a respirar y contemplar. El sol cayendo y una brisa tibia fueron equilibrando mi sistema nervioso. Me sentí relajado y pude pensar. Comprendí que era una locura intentar llegar hasta Villa Benegas en un camino complicado y casi anocheciendo. Lo mejor era hacer noche en algún lugar del comienzo del recorrido y, bien temprano, descender con las memorias de las cámaras vacías. Volví sobre mis pasos hasta que encontré un rinconcito ideal. Estacioné a Pirpinta mirando al oeste. La decisión me regaló uno de los ocasos mas extraordinarios de mi vida. Cenamos pollo y arroz mientras por la ventanilla de la cocina observaba las luces del valle dibujando cada una de sus localidades...Brochero, Mina Clavero, Nono...

Arme la cama. Hacia frio, así que desempolvé la vieja bolsa de dormir que un amigo me trajo del Mundial de Francia. Me acosté con algunos temores, pero un silencio acogedor y algunos versos de Yupanqui me templaron el alma.

Es una falsa experiencia andar temiéndole a todo, 

cada cual tiene su modo, la rebelión es mi ciencia.